Contrario a lo que se cree, el ensamblaje tiene mucho valor en los procesos de fabricación de productos electrónicos y requiere un gran trabajo de personal calificado
En las fábricas de Río Grande y Ushuaia no sólo se combinan componentes locales e importados, también se realizan procesos que requieren del trabajo de personal calificado
Celulares, televisores, acondicionadores de aire, hornos microondas… Todo lo que produce la industria electrónica de Tierra del Fuego es el resultado del proceso de fabricación. Sin embargo, es habitual escuchar que allí no se fabrica, sino que tan solo se ensambla, como si “ensamblar” fuera un demérito.
Lo cierto es que hoy, en la mayoría de los sectores industriales, fabricar es ensamblar. La producción integral de un producto en una sola planta es un proceso que ya casi no existe. Hay muy pocas fábricas en la actualidad que reciban materia prima sin procesar y la transformen en un bien 100 por ciento listo para su comercialización. Cuanto más complejo es ese bien, menos factible es que se haga íntegramente en una planta industrial.
La industria moderna trabaja en forma de red, con integraciones de producto previas a su terminación, de ahí que se la denomina “Industria Terminal”. Esta modalidad se reproduce en la industria automotriz, la del juguete, la del calzado deportivo y también en la industria electrónica.
La industria moderna trabaja en forma de red, con integraciones de producto previas a su terminación (Crédito: Prensa Afarte)
En las fábricas de Río Grande y Ushuaia –nucleadas en la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (AFARTE)–, se agrega valor local. No sólo se combinan componentes locales e importados, también se realizan múltiples procesos productivos imprescindibles que requieren de trabajo de personal calificado: inserción automática de componentes (circuitos integrados, memorias, otros componentes de estado sólido), soldado, medición y calibración, pruebas de vida, ensayos de seguridad, entre otros.
Además, el proceso industrial de la electrónica en Tierra del Fuego tiene un alto nivel de sofisticación: utiliza robots, involucra a una importante dotación de ingenieros, de trabajadores calificados y maquinarias de última generación. Las fábricas poseen un destacado know how productivo con estándares de calidad internacional, tanto para la producción de marcas locales, como para la de marcas prestigiosas reconocidas a nivel mundial. Cabe destacar también que el 75% de las plantas de la isla poseen certificación de Normas ISO 9000 Y 9001.
De los productos que se fabrican en Tierra del Fuego, hay algunos que cuentan con procesos industriales con mayor grado de maduración que otros, dependiendo del tipo de funcionalidad e integración productiva de la línea en cuestión. Ciertos bienes de la industria electrónica, como los acondicionadores de aire, alcanzan un valor agregado local de hasta el 45 por ciento.
El proceso industrial de la electrónica en Tierra del Fuego involucra a una importante dotación de ingenieros, de trabajadores calificados y maquinarias de última generación (Crédito: Prensa Afarte)
Aumentar la cantidad de componentes nacionales es un proceso complejo que requiere planes de largo plazo, inversión y estabilidad de las variables macroeconómicas. Además, hay que tener en cuenta las restricciones que se dan por escala: en algunos casos las cantidades que deben ser producidas para el mercado interno no llegan a ser suficientes para lograr competitividad y en consecuencia el agregado de ciertos componentes podría generar un aumento del precio de venta al público.
Pero, más allá de la cantidad de valor agregado que tengan los productos fabricados en las plantas de Tierra del Fuego, lo que allí sucede es un proceso de fabricación en el marco de la industria terminal. No es algo menor o que no agrega valor: es la manera moderna de producir en la mayoría de los sectores industriales.
FUENTE: INFOBAE